martes, 17 de marzo de 2009

Riviera Maya o el paraíso del club sándwich

Todo comenzó cuando compre la cama de la suite. Cincuenta por ciento de descuento y un boleto de avión ida y vuelta a cualquier lugar de México era una promoción que no podíamos dejar escapar. Tres meses después decidimos ir a la Rivera Maya.

La travesía comenzó en el aeropuerto de Cancún. El destino era incierto, mi amiga Monze nos había recomendado ir a Sian Kan una reserva de la biosfera a solo unos kilómetros de Tulum. Así que cuando llegamos a Cancún tomamos el shutle a Playa del Carmen, para después tomar un camión a Tulum. Dos horas mas tarde estábamos en la famosísima estación del ADO en Tulum. Sian Kan estaba a solo unos kilómetros de Tulum por lo que preguntamos a un taxi que cuanto nos cobraba al tan recomendado lugar-¡OCHOCIENTOS PESOS! , ni madres mi amor aquí nos quedamos nos dijimos mutuamente Sary y yo.

-Bueno señor llévenos a unas cabañas que estén bien chingonas, que no estén caras y que tengan onda. El taxista con su gracioso acento yucateco accedió a darnos un tour por las cabañas de la zona. Después de visitar un par de cabañas que no cumplían con los requisitos previamente enumerados llegamos al Papaya Playa. Quinientos pesos la noche en una cabaña con vista al increíble azul-turquesa y en una playita privada era justo lo que estábamos buscando.

El paisaje, la limpieza de las cabañas y las fabulosas camas flotantes del hotel eran perfectas para disfrutar de unas vacaciones de relajación máxima. En cuanto a la comida la verdad mas o menos. Es increíble en todos, TODOS! los restaurantes de la rivera Maya tienes básicamente el mismo menú: hamburguesa, club sándwich, chilaquiles con pollo ,etc.… mas o menos el mismo menú del Vips pero con 20 platillos menos. Lo que me parece más increíble es que la zona tiene una comida fabulosa yucateca y que estando frente al mar los menús tengan mas platillos de pollo que de mariscos. Yo no se si al gringo de plano le guste esto o si la imaginación de los hoteleros de zona sea nula.

Artos del club sándwich decidimos un día ir a comer a Playa del Carmen, pasemos por la famosísima quinta avenida y encontramos de todo, bueno de todo lo que hay en la condesa. El Diez, la Mezcalería, las pizzas, y por supuesto las mismas tiendas de ropa. No sabia si realmente estaba en el caribe o si Marcelo había remodelado mi colonia con un aire playero. Debido a que toda la oferta gastronómica era ya previamente conocida decidimos mas bien dedicarnos a la oferta alcohólica. Tres botellas de vino blanco en playa después y fuimos al Deseo (la versión playa del hotel CondesaDF). La verdad mas caro que bueno, ¡bueno!, pero en realidad no era demasiado difícil eso ya que los precios eran absurdos. Dos cosmos más tarde me encontraba en el camión de regreso a mi paradisíaca cabaña en Tulum.

Mi viaje ha terminado y la Rivera Maya me dejo absolutamente impactado por su belleza y sobre todo por su limpieza. Realmente estoy muy contento de encontrar un lugar donde el desarrollo turístico conviva tan bien con la ecología; donde se nota una articulación entre los diferentes destinos turísticos. Termino mi viaje con un gran sabor de boca y no por la increíble variedad de club sándwiches sino por la belleza del mar azul- turquesa.

lunes, 9 de febrero de 2009

Crónica de la suite

Todo comenzó en la cruda del sábado. No fue tan ruda pero si estuvo dura.


Despertando, todavía mas dormido…zzz llame a Domino´s por una crochi mitad tocino cebolla, mitad doble queso. Veinte minutos más tarde el room service llego. Después de comer los primeros pedazos comencé a recordar las intrepecias de la noche anterior. Recordé que comencé a beber temprano y que de pronto esta borracho y apenas eran las 6 de la tarde. Recordé que la casa verde ardía en acordes multicolores. Después de eso deje de recordar y comencé a crudear.
Ocho horas mas tarde, un litro de agua de lima, 20 programas de televisión y el resto de la pizza y estaba listo para salir. Kinky tocando en parque México era una buena escusa para salir de la cama. El concierto, espectacular, era realmente una noche hermosa. La luna estaba justo en el centro del parque México, la producción del evento pulida y la banda (el publico) un poco reducida en edad (un mundo de adolescentes) pero bastante prendida. Un poco de mover el bote y directito a la suite.
El domingo fue distinto desperté de lado, si decidí dormir viendo hacia la ventana como pa sentir lo que se siente… digo la suite tiene una fabulosa king size. El resto de la mañana, tele, tele y mas tele. Después de un baño salí a visitar a mis padres, bien muy bien, buena platica y un excelente pescado al cilantro que me hacia recordar a mia amada-le ubiera matado.
Ahora Gloria Trevi canta en el show de los sueños y escribo una carta a Sary. La amo.

martes, 30 de diciembre de 2008

Mazatlán

Cuando Fabiola encargada de contenidos del Gourmet.com me solicito que escribiera un crónica de un viaje gastronómico, de algún lugar que me gustara mucho inmediatamente pensé: Mazatlán. Lugo imagine: tacos de gobernador, aguachile, pate de camarón. Claro tenia que escribir de eso.



En la frontera del Pacifico con el Mar de Cortes se encuentra uno de los destinos gastronómicos mas alucinantes de México. Mazatlán no es solo un destino de bañistas donde la gringas se desatan en las tan frenéticas noches de Sprig Break. Carne de Sonora, pescados y mariscos de Pacifico y del Mar de Cortés sumado a un increíble sazón, hacen de la gastronomía silaoense una delicia que sin lugar a dudas hay que probar.

Mi crónica gastronómica empieza en la mañana y ¿porque no?, unos taquitos capeaos de pescado, camarón y pulpo en la Plaza Machado. Esta plaza “la Machado” esta en el centro de Mazatlán un paraíso neo colonial alejado de las albercas de los grandes hoteles ochenteros de la zona dorada. Los tacos son supremos, el pescado y el marisco tienen una frescura total y acompañados de una buena salsita, limoncito y por supuesto una michelada, son la manera perfecta de empezar el día en la playa.

Todo aquí es comer. Después de esos tacos, un paseo en la playa y ¿Por qué no?, un delicioso mariscoco. Dicho manjar mazateco es uno de los mejores cócteles de México. Esta locura de sabores es un coco relleno de camarón, caracol, almejas, pulpo, callitos, cilantro, pedazos de coco y mango verde combinados con clamato y la típica salsita sinaloense “Tamazula”. También tiene un poco del jugo de coco por lo que esta bebida-comida es un perfect snak playero.

La comida es sin lugar a dudas lo bueno y como bueno quiero decir “pescado zarandeado”, que para mi es la joya de la corona de la comida del puerto. Este pescado es la versión sinaloense del pescado a las brasas. Su belleza radica en su simplicidad: pescado fresco de preferencia Esmedregal, Róbalo o Dorado, madera de mangle, sal y pimienta. Hay muchos lugares para probar esta delicia el Restáurante Cuchupetas, Los Arcos o cualquier otra marisquería son una buena opción. El Restaurante Costa Marinera es, para mi, el que marca la diferencia, no solo por su vista al mar o por su tan famoso capitán de meseros que canta como Pedro Infante, la diferencia es el que el resto de las delicias sinaloenses como el pate de camarón, son increíblemente bien preparadas.

Después de tan alucínate travesía gastronómica, por no decirle comilona de locura, hay que descansar-la noche es joven. Tres horas de siesta después, despierto sin hambre y con sed mucha sed. He decidido ir a una noche de encuentros interculturales “fiesta” al World Famoso Señor Frogs. Cabe recordar que el primer restaurante de la cadena Carlos & Charlis “el Shirimp & Bucket” , de la cual forma parte el recinto anteriormente mencionado se encuentra en Mazatlán (por cierto, en el, se come de maravilla especialmente los camarones empanizados en coco). Bueno ya instalados en la barra del tan turístico lugar inmediatamente llaman mi atención las bebidas gigantescas que las gringas portan con tan poco estilo. ¿scuis mi what are you driking? Daiquiri de guanabana. ¡Bueno es en este lugar todo es tan rico! Hasta las bebidas frapes diseñadas para los turistas de chanclas y calcetines son deliciosas. Un poco harto del ambiente extra turístico del Señor ranas me dispongo a ir a mi hotel.

¡Maldita cruda! Segundo día de travesías culinarias y yo ¡fatal! Decido comenzar el DIA con algo que apacigüe el dolor de cabeza que las yardas de daiquiris frutales me han propinado. ¿Disculpe señor le encargo un aguachile de camarón y un clamato por favor?

El aguachile son láminas de camarones cocidas única y exclusivamente con jugo de limón y chile verde molido, se acompañan de pepino y cebolla morada. Decidido a que la resaca no dañe mi tan fascinante viaje, me encamino a ¿Por qué no? a la alberca de mi hotel. Tres micheladas después y una orden de Tacos del Gobernador (exquisita combinación de tacos asados de queso y camarón) estoy listo para continuar.

Son las 3:30 PM y con el afán de probar algo distinto me dirijo a un restaurante Japonés que un amigo me recomendó. ¿Japonés? ¿Por qué? ¿No es este el paraíso cócteles? Si, si es el paraíso de la comida del mar mexicano, pero las delicias que de éste emanan también se pueden comer con otros géneros culinarios. El MISO, es un restaurancito que combina el maravilloso producto del mar de Cortez, con las técnicas milenarias de la cocina nipona. Esta fusión esta a cargo del chef Nica Gura, que decidió después de años de haber trabajado en el afamado restaurante Suntory, irse a vivir a la playa y abrir su propio negocio. La frescura, calidad y variedad del producto combinado con el ingenio del chef Nica Gura hacen de este lugar uno de los mejores en su genero no solo en México sino en el mundo entero.

Por la noche -claro con hambre debido a que ligereza de la comida japonesa decido comer carne. Gracias a su cercanía con Sonora, la mejor carne de México, en Mazatlán se come una muy buena carne. Lo clásico para la carne son las carretas, pequeños asadores al aire libre ubicados en terrenos llenos de mesas de plástico de donde salen los mejores cortes que por supuesto salen sobre una tortilla a forma de taco.

Mi viaje mágico, místico y culinario ha terminado, y con el, me llevo recuerdos de sabores únicos. Y como sabores únicos quiero decir una lata de chilorio que compre en el aeropuerto.